
Reclutar no es únicamente asunto del área de RR. HH. Cada incorporación compromete directamente al manager, quien será responsable de la integración, el desarrollo y el rendimiento de la persona contratada.
Sin embargo, muchos managers se enfrentan a los procesos de selección sin haber recibido una formación específica en evaluación de candidatos. El resultado: decisiones guiadas por la intuición, la simpatía o la presión del tiempo, que pueden desembocar en errores de contratación costosos.
Formar a los managers en la evaluación del talento les proporciona las herramientas necesarias para actuar con criterio, anticipar mejor las necesidades de su equipo y garantizar la sostenibilidad del proceso de selección.
Los errores más frecuentes de los managers al contratar
Incluso los managers experimentados pueden caer en ciertas trampas. Muchos dan demasiada importancia a la primera impresión o al “feeling” durante la entrevista, aunque este no refleje necesariamente la realidad.
Otros priorizan las competencias técnicas, dejando de lado aspectos clave como la personalidad, la motivación o la capacidad de adaptación, esenciales para el éxito en el puesto. También es frecuente que busquen, de forma inconsciente, un “clon” del equipo actual, lo cual limita la diversidad y la innovación.
Por último, muchos confunden el rendimiento pasado de una persona con su potencial futuro, olvidando que el contexto, el entorno y las expectativas del puesto pueden cambiarlo todo.
Estos sesgos, a menudo inconscientes, reducen la pertinencia del proceso de selección y complican la gestión del día a día.
Los beneficios de una formación en evaluación
Una formación adecuada transforma la manera en que un manager aborda el proceso de selección. Le permite ir más allá de la intuición, estructurar sus entrevistas, formular las preguntas adecuadas y analizar a la persona de forma global. Así, aprende a objetivar sus decisiones con criterios claros, identificar con más precisión el potencial y la capacidad de evolución del candidato, y anticipar la compatibilidad con la cultura del equipo.
Estas competencias no solo sirven para seleccionar, sino que enriquecen la práctica de la gestión en general: un manager formado en evaluación se vuelve más sensible a las motivaciones, fortalezas y palancas de compromiso de cada persona, lo que refuerza la dinámica de su equipo a largo plazo.
Adoptar el rol de “manager-evaluador”
Evaluar no significa juzgar, sino observar y comprender. Un manager-evaluador eficaz cultiva una actitud de escucha activa, curiosidad y neutralidad. Le interesa cómo piensa, aprende, coopera o se adapta una persona, más allá de sus logros pasados.
Esta actitud permite construir una relación de confianza desde el proceso de selección, y facilita una integración fluida. Reclutar se convierte entonces en un primer acto de gestión, donde el conocimiento mutuo y el reconocimiento del talento sientan las bases de una colaboración exitosa.
¿Cómo formar a los managers en evaluación?
La formación debe ser práctica y progresiva. Comienza por tomar conciencia de los sesgos en el proceso de selección y su impacto en las decisiones. Luego se presentan métodos y herramientas de evaluación, como pruebas psicométricas, ejercicios de simulación o matrices de competencias. Los managers se entrenan después en la conducción de entrevistas estructuradas, explorando la motivación y el potencial más allá de las respuestas predefinidas.
La aplicación práctica mediante casos reales, acompañada de feedback, les ayuda a perfeccionar su enfoque y ganar confianza. Este proceso no solo mejora la eficacia en la selección, sino también la precisión y equidad en su rol como líderes.
Rasgos clave de un buen manager-evaluador
Ciertas cualidades son esenciales para desempeñar con éxito este rol:
- Objetividad, para dejar de lado las preferencias personales y evaluar de forma equitativa
- Apertura mental, para valorar trayectorias diversas y evitar el sesgo del “clon”
- Rigor, para comparar perfiles con base en criterios fiables
- Empatía, para comprender las motivaciones profundas y detectar el potencial más allá del currículum
Estas cualidades, reforzadas mediante la formación, convierten al manager en un verdadero aliado estratégico del área de RR. HH., y garantizan contrataciones más acertadas y sostenibles.
Reclutar es también gestionar. Formar a los managers en la evaluación del talento les brinda las herramientas necesarias para reducir errores de contratación, generar confianza desde el primer contacto e impulsar una integración exitosa. Pero, sobre todo, les permite crecer como líderes capaces de identificar, desarrollar y potenciar el talento de cada persona.
Porque una contratación exitosa no empieza el primer día de trabajo, sino en el primer encuentro.