Los test de intereses, herramientas destacadas en la evaluación de competencias,pueden convertirse en un gran aliado a la hora de orientar trayectorias profesionales. Sinónimos de motivación, bienestar y realización personal, estos tests ofrecen respuestas llenas de sentido para definir la identidad de cada uno y hacer de la carrera profesional una fuente de realización y orgullo.
Bien utilizados, acreditan el trabajo del orientador laboral. Añaden un valor inestimable al acompañamiento a través de la precisión de la información obtenida y la calidad de las reflexiones iniciadas. Sin embargo, aún es necesario dominar la interpretación de estos tests y saber restituirlos siguiendo los lineamientos profesionales.
Veamos si usted lo está haciendo bien en el uso de los tests de intereses.
Error nº 1: Tomar “el porcentaje” de las profesiones al pie de la letra
"¡Ha obtenido un 87% en la profesión de contable, entonces es para usted!" Este tipo de frase, que todavía escucho a menudo en mi práctica como consultora, me exaspera. Seamos claros: no se mide la tasa de rendimiento de una máquina. Se trata de un ser humano, con toda la complejidad que esto conlleva. Los tests de intereses miden la tasa de adecuación potencial de un individuo con puestos que podrían gustarle. Si hay mucho condicional en esta frase, lo mismo aplica para el acompañamiento que debe ser llevado a cabo.
¿Para qué sirve entonces el test? Como reiteramos constantemente, el test es ante todo una guía y no una solución, ya que no puede capturar la totalidad de la personalidad de un individuo. El test ofrece al consejero un método formidable, a la vez estructurado y rico en información, para identificar los dominios que suscitan un verdadero entusiasmo en un individuo. Los resultados proveen una base objetiva para iniciar un diálogo significativo sobre sus aspiraciones profesionales, sus valores y sus motivaciones. Estos tests pueden acelerar el proceso de toma de decisiones reduciendo el número de opciones a considerar y permiten a los consejeros concentrar sus esfuerzos en elecciones de carrera más adecuadas para sus beneficiarios. Y no olvide que usted es experto en el proceso y uso del test. El beneficiario es experto de sí mismo y actor de su vida; a él le corresponde la elección de su carrera.
Error # 2: Ir demasiado rápido a ver las correspondencias de profesiones
Este tipo de test no es comparable a ningún otro a nivel emocional. Solo tienen que ver la reacción de los beneficiarios cuando reciben su informe: están impacientes por ver la lista de profesiones para, finalmente, tener la revelación de sus resultados. Esperan que este test les ofrezca en bandeja de plata el trabajo de sus sueños, aquel en el que no habrían pensado y que cambiaría el curso de su vida. ¡Alto!... Queridos orientadores, como se dijo anteriormente, ustedes son los expertos del proceso. ¿De qué serviría repasar la lista de profesiones sin siquiera entender por qué uno sale al principio de la lista y otro obtiene puntuaciones bajas? Los candidatos estarán aún más perdidos y este ejercicio no tendría valor.
Antes de ir a explorar esta famosa lista, es el conocimiento de sí mismo lo que debe trabajar imperativamente con su beneficiario. Este necesita saber lo que le apasiona, lo que ya no quiere, lo que explica sus elecciones pasadas, lo que necesita ahora, de qué manera, en qué entorno, bajo qué condiciones. En resumen, necesita conocerse y solo realizando este trabajo de fondo, las profesiones tomarán todo su sentido. Varias metodologías están al alcance de los profesionales del balance para acompañar a los beneficiarios a sacar partido de la información entregada por el test para tomar conciencia de sus intereses y favorecer un mejor conocimiento de sí mismos, etapa fundamental en las elecciones de carrera.
Error # 3: No interpretar el RIASEC como se debe
Algunas personas expresan: "Conozco el test RIASEC". Que quede claro: el RIASEC no es un test. Se trata de un modelo en el que se basa para construir un test. Y para interpretar correctamente este modelo, el famoso dicho "el todo es más que la suma de las partes" cobra todo su sentido. Muchas personas todavía se concentran en un factor a la vez, pensando que al desglosarlo bien, el beneficiario se conocerá mejor. Sin embargo, es la combinación de estos factores lo que resalta todo el potencial de un perfil. Veamos esto con un ejemplo.
Ser consciente de ser una persona creativa con sensibilidad a las ideas innovadoras permite apreciar su perfil “Artista”. Saber también que le gusta trabajar con herramientas en proyectos concretos informa sobre sus intereses “Realistas”. Sin embargo, es mucho más relevante combinar estos dos intereses para llevar el análisis a otra dimensión y generar una información nueva. En este caso, al asociar el “Artista” y el “Realista”, el participante podría apreciar su facilidad para visualizar mentalmente objetos a partir de un plano o imaginar diferentes posibilidades para crear un nuevo entorno. Podría tomar conciencia de sus métodos únicos de trabajo, que combinan creatividad, paciencia, minuciosidad y habilidad para encontrar soluciones.. También se podría discutir sobre sus intereses por las actividades manuales que apelan a su sentido estético, sus habilidades para gestionar distintas variables para materializar sus ideas o saber dar una nueva vida a los objetos.
Para sacar el máximo provecho, los tests de intereses deben ser integrados en el proceso de balance de competencias, vinculando la información a la historia del individuo y acoplándola a otras herramientas de evaluación. A esto, generalmente se sugiere añadir a los tests de intereses una evaluación de la personalidad. Porque si los tests de intereses indican a la persona lo que le gusta y lo que le apasiona, la evaluación de la personalidad pone el foco hacia sus preferencias y facilidades, es decir, lo que hace sin esfuerzo y que corresponde a sus talentos.
