Casi todos los sectores profesionales se enfrentan a una escasez de talento: es una realidad que no se puede negar.
Normalmente, las empresas tienen dificultades para encontrar candidatos y también para retenerlos, sobre todo ahora que nos enfrentamos al fenómeno de la “Renuncia Silenciosa”.
Frente a este problema, es importante reconocer que muchas veces los errores radican en el factor humano. Así como nos detenemos a analizar los procedimientos, las herramientas y los métodos a seguir, debemos considerar la naturaleza humana que hay de todo esto.
El miedo de cometer errores, el exceso de confianza, las creencias arraigadas, el estrés, así como las emociones y los comportamientos que se derivan de ellas, son las principales causas.
Veamos en este artículo los 3 errores que hay que evitar en la contratación.
El miedo de equivocarse
Cometer un error en la contratación es caro: costos internos y externos, costos de iniciación, costos de formación, costos de rotura de contrato, costos ocultos relacionados con el impacto en el equipo: la presión para tomar la decisión correcta puede ser abrumadora para los RRHH.
El miedo de equivocarse lleva a la duda, a la inactividad e incluso a la culpabilidad. La crisis por Covid 19 ha ocasionado numerosas salidas y falta de candidatos, lo que ha intensificado este sentimiento de miedo e incluso de impotencia ante los desafíos.
Pero la toma de decisiones siempre implica un margen de error. Controlar el miedo a cometer errores empieza por aceptar que el miedo es inherente a la naturaleza humana y que los errores son inevitables.
Como cualquier emoción, el miedo tiene su lado positivo, está ahí para recordarte que estás en una situación difícil. Es una señal de alerta para ser precavido y dirigirte hacia comportamientos que te ayuden a reducir el riesgo de fracaso.
En un contexto de contratación, siempre se pueden controlar los procesos y las herramientas para garantizar que el margen de error sea mínimo.
¿Cuál es el proceso de selección que le permite evitar cometer errores? ¿Es fiable la información sobre los candidatos? ¿Tiene fuentes objetivas que apoyen su decisión? ¿Conoce suficientemente el contexto y la posición para adoptar el enfoque adecuado? ¿Qué procedimientos le permiten ver las discrepancias? ¿Qué métodos utiliza para rectificar si una decisión tiene consecuencias inesperadas?
Confiar demasiado en su intuición
¿Qué reclutador nunca ha dicho " tengo un buen presentimiento sobre un candidato"? y sin embargo sabemos lo engañosa que puede ser nuestra intuición.
Los seres humanos tienen una tendencia natural a confiar en su pensamiento porque creen que sus juicios se basan en la experiencia y que sus decisiones demuestran su capacidad de razonamiento.
En realidad, lo que llamamos "escuchar nuestra intuición" es basar nuestros juicios en un conocimiento inmediato de la verdad, sin recurrir al razonamiento. Esto se debe a que la intuición es un mecanismo cognitivo rápido, inconsciente y cargado de emociones, tomando en cuenta experiencias anteriores.
Según los científicos, la intuición puede ayudarnos en la toma de decisiones cuando la información que percibimos inconscientemente añade valor a la que ya tenemos en nuestra mente consciente.
Lamentablemente, algunos reclutadores dan demasiada importancia a la intuición sin comprobar sus sentimientos con elementos objetivos, lo que conduce a muchos fracasos y discriminaciones.
Este exceso de confianza también pasa por alto los numerosos sesgos cognitivos que afectan a nuestro juicio, el primero de los cuales es el sesgo de superioridad ilusoria, por el que una persona tiende a sobreestimar sus propias cualidades y capacidades. O el sesgo de confirmación, que consiste en favorecer la información que confirma las propias hipótesis y dar menos peso a aquellas que difieren de las propias concepciones, lo que también se traduce en una reticencia a cambiar de opinión.
¿Cómo toma una decisión? ¿Es inmediato, sin cuestionar? ¿O confirma sus intuiciones mediante un proceso estructurado que incluye elementos objetivos ?
Decir “Siempre lo he hecho así“
Detrás de esta frase se esconde una pereza mental ligada probablemente a una gran carga de trabajo, pero también a la fuerza del hábito.
Al igual que la intuición, el hábito es un mecanismo que nuestro cerebro ha puesto en marcha para hacer el menor esfuerzo posible. El 40% de lo que hacemos en un día no es una decisión voluntaria, sino simplemente un hábito.
Así, funcionamos sin darnos cuenta en modo automático; ya sea en nuestra vida cotidiana o en el trabajo,estas conductas automáticas nos sirven bien, pero la mayoría de ellas nos perjudican.
En el lugar de trabajo, el miedo al cambio puede surgir por diversas razones: miedo a lo desconocido, falta de motivación, falta de habilidades, falta de agilidad, etc.
Ante estas reacciones al cambio, que son bastante normales, es importante mantenerse ágil, hacer las preguntas adecuadas, controlar el estrés y, sobre todo, saber cuestionar los procesos.
Por ejemplo, en la contratación puede tratarse de adoptar un enfoque repetitivo desde el principio, en lugar de un proceso rígido, y estar siempre atento a nuevos métodos que probar. Esto le ayudará a entrenar su agilidad mental y a aceptar el cambio sin miedo.
La adaptabilidad es una habilidad blanda muy valorada hoy en día, ya que los hábitos, tanto individuales como organizativos, son omnipresentes.
En conclusión, comprender estos errores humanos que son comunes nos permitirá tomar conciencia de ellos y así esforzarnos por desarrollar un proceso de contratación que los desafíe.Al final de cuentas, estamos reclutando a otro ser humano. En el mundo actual, a medida que evolucionamos para ser más tolerantes y receptivos a nuestros defectos, resulta esencial validar a una persona con datos y hechos, en lugar de tomar decisiones en base a la intuición.
