La motivación, en su forma más simple, significa "impulso". Este impulso, es el que nos hace pensar, sentir y reaccionar de una manera determinada en relación a las personas que nos rodean, nuestro entorno y nosotros mismos. La influencia de la motivación es tan generalizada que, sin duda, depende de las limitaciones a las que nos veamos enfrentados en un determinado contexto personal o global.
La motivación, la definen una serie de factores como el bienestar físico y mental, y la satisfacción social. Y en esta búsqueda del bienestar y la satisfacción, nos vemos obligados a lidiar con el estrés, ya sea por las exigencias asociadas al rol que tenemos que cumplir, o por aquellas que nos hemos impuesto individualmente.
En estos casos, el estrés es una respuesta física y psicológica normal a estas exigencias e, incluso, una pequeña cantidad puede tener un impacto positivo. Sin embargo, cuando nos encontramos con múltiples situaciones estresantes en nuestra vida diaria, y se nos empuja más allá de nuestra capacidad, tanto física como mental, es cuando nos resulta difícil afrontarlas.
Se ha comprobado que las personas que tienen un objetivo en la vida, tienden a tener niveles más altos de bienestar psicológico y niveles más bajos de síntomas depresivos.1
Por lo tanto, cuando una persona está motivada para lograr su objetivo, el estrés puede ser más fácil de superar.
Dado que la motivación es un factor clave para predecir cómo podemos gestionar el estrés y alcanzar nuestros objetivos, es esencial que seamos capaces de conocer con precisión lo que realmente nos motiva como individuos.
Examinemos dos formas de identificar esto:
- A través de la Introspección Básica. Al responder a la pregunta "¿Cómo es un buen día (en el trabajo)?", podemos detectar, fácilmente, un patrón en lo que nos resulta más satisfactorio.
- A través de un Inventario de Motivación. Basado en sólidos principios psicológicos, un Inventario de Motivación (como MOTIVATION+) puede proporcionar una comprensión profunda de cuáles son las motivaciones primarias y secundarias de un individuo.
Al alinearse la motivación de una persona con sus objetivos, esta es capaz de mantenerse a sí misma a pesar de los retos a los que se enfrente, pues tiene claro el por qué y el cómo. Sin embargo, cuando la motivación disminuye, es importante seguir este proceso de tres pasos, para evitar, al mismo tiempo, un aumento en los niveles de estrés:
- Identificar la causa de la reducción de la motivación (y la causa del estrés).
- Diseñar formas de aumentar la motivación (y reducir el estrés).
- Aplicar métodos para aumentar la motivación (y gestionar el estrés).
Aquí hay cuatro recomendaciones para aumentar la motivación:
- Asegúrese de que los objetivos a alcanzar sean lo más claros posible.
- Anote todas las cosas que hay que hacer para lograr el objetivo.
- Busque saber exactamente lo que hay que hacer ahora mismo para lograr el objetivo./li>
- Asegúrese de que no se olvida nada en la búsqueda del objetivo.
También es útil disponer de algunas técnicas de gestión del estrés, como las que se indican a continuación:
- Respiración profunda. La respiración profunda, una de las técnicas más utilizadas, crea una sensación de paz y mejora la concentración.
- El autocuidado. "La salud es riqueza", por lo que cuidarse es esencial a través de una alimentación sana, dormir bien, etc.
- Escuchar música. Se ha demostrado que la música tranquila y relajante reduce el estrés.
- Encuentra un hobby. Una forma poderosa de involucrar a tu mente mientras te desestresas es dedicar tiempo a un pasatiempo.
- Sé positivo. Ser asertivo es una buena manera de desarrollar una mentalidad positiva, que elimina el estrés.
Tanto si eres un profesional de los recursos humanos que ayuda a otros a mantenerse motivado, como si quieres potenciar tu propia motivación frente al estrés, las sugerencias anteriores pueden adoptarse en poco tiempo.
La gente suele decir que la motivación no dura. Bueno, tampoco un baño. Por eso lo recomendamos a diario” - Zig Ziglar