Imaginemos una situación en la que un compañero de trabajo ha sufrido un duelo importante, pero nadie del equipo se toma la molestia de darle el pésame o brindarle su apoyo.
Esta falta de consideración por los sentimientos de la otra persona es un ejemplo de falta de empatía en el lugar de trabajo. ¿Quién querría trabajar en un entorno laboral hostil en el que a nadie parece importarle por lo que están pasando los demás o cuáles son sus necesidades?
La empatía es una de las habilidades interpersonales más buscadas en las empresas porque es un factor esencial en la interacción humana y la búsqueda del bienestar.
Pero la empatía no es natural para muchas personas. Y nuestra acelerada sociedad no suele animarnos a tomarnos un momento para conectar con los demás.
¿Te resulta difícil reconocer y comprender las emociones de los demás? No te preocupes, la empatía es una habilidad que puede aprenderse y desarrollarse con el tiempo.
En este artículo veremos cómo desarrollar la empatía y cómo aplicarla al mundo laboral.
¿Qué es la empatía?
La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona y comprender sus sentimientos y emociones en una situación determinada.
Quienes dominan esta habilidad consiguen literalmente sincronizarse con la otra persona y hacerle sentir que comprenden profundamente por lo que está pasando. Se trata de una verdadera respuesta emocional.
Aunque es importante recordar que la empatía no debe confundirse con la simpatía, que significa sentir compasión por alguien y conmoverse por los sentimientos de otra persona manteniendo una distancia emocional.
Por ejemplo, si un colega te cuenta que ha perdido a un familiar, podrías decirle "lo siento por ti" como expresión de simpatía. Sin embargo, si fueras empático, podrías decir "Siento oír eso. Debes de sentirte muy triste y desolado en estos momentos. ¿Cómo puedo ayudarte?", expresando empatía.
¿Podemos desarrollar la empatía?
La empatía es un fenómeno complejo que los especialistas siguen estudiando.
Muchas investigaciones han demostrado que nuestro cerebro tiene un grupo especializado de células llamadas neuronas espejo, que son responsables de la empatía. Y cuando alguien a quien quieres, sufre, puedes sentirlo como si te estuviera pasando a ti.
A veces incluso puedes sentir el dolor de desconocidos y del mundo, un ejemplo es como la mayoría de las personas pudo experimentarlo durante la reciente crisis de Covid-19.
Neurocientíficos de la Universidad de Cambridge han estudiado las partes específicas del cerebro humano que se activan cuando leemos una historia y afirman que sumergirse en la narración de una historia activa el sistema de neuronas espejo.
Esto explica, por ejemplo, por qué - el storytelling - contar historias es una técnica de venta muy poderosa. Los vendedores que dominan la narración pueden movilizar las emociones de sus clientes, cambiando su punto de vista para transmitir mensajes complejos con mayor eficacia.
La buena noticia es que la empatía puede desarrollarse a cualquier edad, sobre todo a través del aprendizaje experimental y la exposición a situaciones que requieren empatía. Ciertos rasgos cognitivos y de personalidad, también pueden influir en el desarrollo de la empatía.
Por ejemplo, las personas que tienden a ser más abiertas de mente, compasivas y altruistas tienden a ser más empáticas. Del mismo modo, ciertas habilidades cognitivas como la capacidad de identificar las emociones de otras personas, comprender situaciones sociales y sentir emociones similares, también pueden influir en el desarrollo de la empatía.
3 consejos para desarrollar y aplicar la empatía en el trabajo
Practica la escucha activa: Dedica tiempo a escuchar las preocupaciones y problemas de tus colegas y compañeros de trabajo. Haz preguntas para entender su punto de vista y ofréceles tu ayuda si puedes. Organiza sesiones de formación, juegos de rol y situaciones reales para ayudar a sus empleados a practicar las habilidades de empatía.
Pónte en el lugar de los demás: imagínate en el lugar de tus compañeros y piensa en cómo podrían sentirse o percibir una situación. Las expresiones faciales, los movimientos corporales y el tono de voz pueden dar pistas sobre las emociones de los demás. Organizar actividades que animen a los empleados a compartir sus experiencias personales y aprender unos de otros también ayuda a desarrollar la empatía.
Evita los juicios precipitados: cuando surja un conflicto, intenta comprender la situación desde el punto de vista de cada persona. Evita juzgar y manténte abierto a las opiniones y sentimientos de los demás, aunque difieran de los tuyos.
Los directivos pueden utilizar la empatía para comprender los retos a los que se enfrentan sus empleados, proporcionándoles comentarios constructivos y ánimos que les ayuden a crecer y desarrollarse.
En conclusión, la empatía puede aprenderse y desarrollarse. No olvidemos que es una parte esencial de nuestra humanidad, que nos acerca a los demás, fortalece nuestras relaciones y nos ayuda a vivir vidas más plenas y significativas.
