Con la crisis de la pandemia, el mundo del trabajo ha sufrido muchos cambios, lo que ha provocado una revolución en el arte de la gestión y el liderazgo. Es necesario definir la nueva normalidad, especialmente en el contexto de Big Quit, Quiet Quitting, Act Your Wage y Conscience Quitting. Estos movimientos indican claramente una necesidad de humanidad y sentido en el lugar de trabajo, planteando nuevos desafíos al directivo moderno.
Además, la llegada de la Generación Z al mercado laboral introduce nuevas expectativas y valores.
En este artículo, exploramos estos retos y las cualidades que debe poseer el líder del mañana.
Las secuelas de la crisis
“Volver a la normalidad" es un concepto obsoleto en el mundo post-pandémico. Los trabajadores se han replanteado sus expectativas y aspiraciones laborales, dando lugar a diversos movimientos sociales. Todos estos movimientos tienen un denominador común: la necesidad de humanizar el lugar de trabajo. Para responder a estas necesidades, el directivo debe ser flexible, saber escuchar y adaptarse a las nuevas formas de trabajar. Debe encontrar un equilibrio entre las exigencias profesionales y las necesidades personales de sus empleados.
La llegada de las nuevas generaciones
La Generación Z, está más conectada que sus antecesores y tiene una visión del trabajo diferente a la de las generaciones pasadas. Valoran la solidaridad y la mentalidad abierta, y están profundamente preocupados por las cuestiones sociales y medioambientales. Por lo tanto, los directivos deben comprender y respetar estos valores si quieren atraer y retener a estos nuevos talentos.
La necesidad de un liderazgo inspirador
En este mundo en constante transformación, el liderazgo autoritario tradicional es cada vez menos apreciado. El líder moderno debe adoptar una visión integradora e inspiradora, al mismo tiempo que tiene en cuenta las diversas necesidades y expectativas de sus empleados. También debe motivar y guiar a una nueva generación hacia un mundo laboral en el que la búsqueda de sentido y la realización vayan de la mano.
¿Cuál es la nueva postura de liderazgo?
Se plantean nuevas preguntas sobre la gestión empresarial:
- ¿Cómo incorporar una visión unificadora en un momento en que la gran mayoría de las personas está desmotivada?
- ¿Cómo impulsar a un equipo hacia el futuro en un mundo de incertidumbre?
- ¿Cómo satisfacer las necesidades de los empleados que apuestan cada vez más por la esfera extra-profesional?
- ¿Cómo podemos inspirar a una nueva generación para construir un mundo laboral en el que converjan la búsqueda de sentido y la auto-realización?
- ¿Cómo podemos integrar los valores emergentes de humanidad y sinceridad en una posición estratégica de liderazgo?
- ¿Qué postura puede adoptar el liderazgo para responder a estas nuevas exigencias de gestión?
Las organizaciones necesitan un liderazgo auténtico para reconstruir la confianza, fomentar un mayor compromiso y satisfacer las necesidades de sus empleados.
Esto implica replantearse la forma de motivar a los equipos y revisar el modelo de gestión, sin duda más humano y honesto, basado en la benevolencia, la empatía, la resiliencia y el empoderamiento.
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