En estos momentos, el mundo del trabajo está evolucionando a un ritmo vertiginoso. Esta locura también se ve reflejada en las competencias las cuales son denominadas como "habilidades locas".
¿Sabes lo que son? Son habilidades atípicas, raras y originales que nos caracterizan a cada uno.
Estas habilidades las cuales fueron reveladas durante la crisis,, se clasificaban anteriormente como como marginales, sin embargo se están convirtiendo en la nueva norma. Lo mismo ocurre con las famosas "habilidades blandas", que recientemente han destronado a las "habilidades duras".
Adicionalmente, ocurre la misma situación con la forma de llevar a cabo una evaluación de competencias, en donde el enfoque empresarial, que antes era la referencia en este proceso de apoyo, ya no está en sintonía con las nuevas realidades.
A lo largo de este periodo, se ha producido un cambio drástico. En respuesta a estos cambios en un espacio de tiempo tan corto, existe una necesidad vital de centrarse nuevamente en las personas, lo que inevitablemente lleva a una revisión del panorama de la evaluación.
Veamos algunos hechos que ilustran estos cambios y que atestiguan la necesidad de pasar a un enfoque basado en las competencias.
El pasado: centrado en los oficios
Desde hace algún tiempo, hemos visto un gran cambio en las profesiones. Se estima, por ejemplo, que el 85% de los puestos de trabajo de 2030 aún no existen en la actualidad. Por otro lado, se espera que desaparezcan 2.000 millones de puestos de trabajo de aquí a 2030. Estos cambios, y la incertidumbre que generan, ya no proporcionan puntos de referencia fiables para analizar las ocupaciones.
Esta conciencia refleja la ruptura que se está produciendo con el mundo del pasado. Están surgiendo nuevas prioridades, como la necesidad de evaluar a las personas de forma diferente.
Para corroborar aún más estos hechos, se observa que casi una de cada tres habilidades que se necesitaban para conseguir un trabajo en 2018 ya no serán necesarias en 2022. En este corto periodo de tiempo, se han establecido nuevas formas de trabajar que se están convirtiendo rápidamente en la nueva normalidad.
Por último, otra observación es la duración de las competencias técnicas, las llamadas "competencias duras", que ahora se limita a 12-18 meses. Antes, estas habilidades duras eran a menudo válidas durante 20 o 30 años. Alguien podría hacer fácilmente carrera en la misma profesión durante varios años sin tener que renovar sus conocimientos. Esto ya no es posible, ya que estos conocimientos técnicos se quedan obsoletos con demasiada rapidez.
Hoy en día, ya no queremos saber si la persona domina tal o cual habilidad técnica asociada a un determinado oficio. Más bien queremos saber si será capaz de desaprender la habilidad técnica y aprender otra, si será proactivo en la actualización y si podrá transferir sus nuevas habilidades rápidamente a sus asignaciones. Y esto se puede medir con el enfoque basado en las competencias.
El futuro: centrado en las competencias
Estas cifras muestran claramente que el enfoque basado en el empleo va a desaparecer en favor del enfoque basado en las competencias.
Y esta competencia, que está en el centro de la evaluación, que devuelve a las personas su poder de acción, que les permite afianzarse en un mundo que sufre grandes cambios, es la competencia transversal.
Dinámica y evolutiva por naturaleza, la competencia transversal ofrece una visión completa de la persona valorando sus diferentes habilidades: habilidades interpersonales, de pensamiento, de conocimiento e incluso de futuro, ya que esta competencia es mejorable. De esta manera , se tiene en cuenta a la persona en su totalidad, para dar sentido a su trayectoria mediante un apoyo más humano.
La ventaja de un enfoque basado en las competencias es que valora los perfiles atípicos. Al reconocer todas las experiencias, tanto personales como profesionales, se expresa finalmente todo el valor de un individuo. Además de las "habilidades blandas", las "habilidades locas", recientemente elogiadas, hacen que cada uno de nosotros sea único y cree un valor añadido en el mercado laboral. Para el individuo, es por fin una oportunidad para que se reconozca su carrera, y también de considerar el alcance de sus conocimientos para transformarlos en poder.
Ante estos cambios, es imperativo que el consultor ajuste su postura y revise la noción de competencia para explotarla perfectamente, acompañar a cada beneficiario de la mejor manera posible y co-construir con él un proyecto que se le parezca. Para el consultor, la competencia es más que una herramienta de trabajo, pero para el beneficiario es la apuesta de toda una vida.
Descubre las herramientas de Central Test para la evaluación de competencias.
