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Etica laboral

Comportamientos contraproducentes : ¿cómo diagnosticarlos y evitarlos?

eye 4341 Mise à jour le 06 Jan. 2020
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¿Conoce el alcance de los daños provocados por los comportamientos contraproducentes? Los últimos estudios revelan que las empresas pierden millones de dólares cada año. Además de los costes económicos directos, éstas sufren daños en cuanto a su reputación, la pérdida de talentos e incluso, son objeto de procesamientos judiciales.
Sin embargo, los empleadores no son necesariamente impotentes frente a estas desviaciones. Ya sea en materia de discriminación, engaño o incumplimiento de las normas, es posible intervenir de forma constructiva. Lea este artículo para entender las causas de estos comportamientos y descubrir las acciones preventivas que podría llevar a cabo.
 
¿Por qué los empleados adoptan un comportamiento contraproducente en el trabajo?

¿Las personas que adoptan un comportamiento poco ético son necesariamente malas personas? No siempre.
Algunas características, como un bajo nivel de empatía y de capacidad de definirse como una personal “ética” pueden llevar a comportamientos contraproducentes. Sin embargo, sólo son meros indicadores.  Una gran mayoría de personas que adoptan comportamientos contraproducentes en el trabajo tienen un alto nivel de empatía y piensan que están actuando éticamente. Si les pregunta si se consideran buenas personas, le contestarán que sí. Por ello, los motivos de estos comportamientos anómalos hay que hallarlos en otra parte.
En este caso, las razones residen en el desentendimiento ético.

Como seres humanos, somos capaces de autorregularnos. Somos conscientes de que si hacemos algo mal, nos vamos a sentir mal –y por ello, trataremos de evitarlo.
Esto significa que, para adoptar o inducir a un comportamiento contraproducente en el trabajo, debemos convencernos de que nuestro comportamiento no es “realmente malo”. En otras palabras, separamos nuestras acciones de nuestro código moral.
Adoptar un comportamiento no ético requiere una cierta flexibilidad mental. He aquí tres ejemplos bastante comunes:
 
1. No pueden responsabilizarme de esto.

 “Mi jefe me ha pedido que lo haga. No es culpa mía.”
> “Todo el mundo lo hace…”
Estas frases son señales de alerta que revelan una cultura de desviaciones de conducta que permite a  los empleados no sentirse responsables de sus propias acciones.

2. No es tan grave
« Lo hago por su bien. Más tarde me lo agradecerán.”
« No estoy incumpliendo las normas, lo hago por sentido común para evitar tanto trámite burocrático”
¿Ha escuchado estas frases alguna vez? Son utilizadas para definir comportamientos no éticos como buenas acciones, en un extraordinario intento de doble justificación.

3. Aunque no sea lo correcto, no hago ningún daño a nadie.
« No habrá muertos si robo el material de mi empresa. Es tan grande que nadie se dará cuenta”
« Si no quiere que la trate de manera diferente con respecto a los demás, tendrá que dejar de vestirse de esa forma tan femenina”
« ¡Son tan crédulos que lo tienen bien merecido!”

La deshumanización, echar la culpa a otros, o incluso la « ausencia de víctima en el crimen » son técnicas que los empleados utilizan para justificar un comportamiento anómalo. La cuestión cobra todavía más relevancia cuando se trata de situaciones discriminatorias o de acoso laboral. Estas tendencias pueden tener impactos desastrosos sobre otros colaboradores.
 
¿Cómo actuar con respecto a esos comportamientos contraproducentes?

Aunque algunos comportamientos son tan graves como para despedir a los empleados implicados, los costes de contratación y de formación podrían disuadirle y hacerle optar por la implementación de medidas preventivas. Aunque no lo creamos, las empresas pueden evitar estos comportamientos de riesgo.
Analice su política de empresa.
Y no, no se trata de buscar las condiciones de despido de sus empleados. ¿Tiene un código ético establecido o una política de responsabilidad social?
Si su política permite explotar o tratar de manera injusta a sus colaboradores, puede tratarse de una primera justificación para la práctica de conductas no éticas: “Como me pagan mal, puedo recuperar más horas”.
¿Su empresa es demasiada burocrática? Si sus colaboradores se ven como meros engranajes del sistema,  no se sentirán responsables de sus acciones: “Es un sistema malo, pero sólo hago mi trabajo después de todo”.
 
Establezca acciones de desarrollo.
Unas evaluaciones periódicas no estigmatizadoras, diálogos abiertos y sin prejuicios así como programas de formación, pueden ayudarle a evitar comportamientos contraproducentes. Ponga en práctica estas medidas desde el momento de la contratación para sensibilizar a sus empleados con respecto a los principios éticos de la empresa. Esto favorecerá en gran medida una cultura de trabajo más positiva y más eficaz.

Los comportamientos contraproducentes pueden salir caros a empresas y no hay ninguna razón que justifique la pasividad frente a estas conductas altamente perjudiciales. Trate de ser proactivo y establezca acciones concretas para desarrollar las aptitudes de sus colaboradores, en torno a equipos positivos, productivos y sobre todo éticos.

 

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