Todos tenemos a alguien a quien admiramos, respetamos y en quien nos inspiramos. Piensa en las cualidades que más admiras de esa persona.
Lo más probable es que aprecies su fortaleza mental, su confianza en sí mismo, su humildad, su perseverancia y su sonrisa inagotable.
Entonces, ¿por qué no te conviertes en la persona que admiras?
Quizá pienses que esas cualidades son innatas y que tú no eres capaz de hacerlo
¡Te equivocas! Puedes convertirte en la persona que admiras poniendo voluntad, esfuerzo y autodisciplina.
Fácil de decir y difícil de hacer, es verdad, pero NO IMPOSIBLE, dado el éxito de las personas que admiras.
¿Por qué la autodisciplina?
La mayoría de nosotros tenemos tendencia a dejar siempre para mañana lo que tenemos que hacer hoy. Esta actitud de procrastinación nos deja una sensación de fracaso y frustración, y sentimos que no podemos salir de este círculo vicioso.Todo por falta de autodisciplina.
La autodisciplina es una habilidad fundamental que nos permite adquirir y desarrollar otras habilidades como la perseverancia, la resiliencia, el compromiso, la resistencia, la automotivación, la confianza en uno mismo, el rigor, la organización, la autonomía, etc.
Por lo tanto, ¡es LA habilidad fundamental para el éxito!
Y la buena noticia es que esta habilidad se desarrolla y perfecciona con la práctica. Práctica que se efectúa todos los días, hasta que se convierte en un hábito, en una actitud inconsciente.
La autodisciplina, a prueba de científicos
La autodisciplina es un factor de éxito más fiable que el cociente intelectual. Un estudio de la psicóloga Angela Duckworth demostró que las personas con mayor autodisciplina son más propensas a perseverar en sus objetivos a largo plazo, incluso cuando encuentran obstáculos o fracasos.
Además, la autodisciplina también es esencial para mantener la motivación a largo plazo. Cuando intentamos desarrollar nuevos hábitos, como hacer deporte o comer de forma más saludable, a menudo resulta difícil mantenerlos a largo plazo.
Los estudios han demostrado que una vez que se crea un nuevo patrón de comportamiento, ya sea desde salir a correr o resistir la tentación de comer ese pan con chocolate se convierte en algo tan automático como cualquier otro hábito.
Por lo tanto, las personas con mayor capacidad de autodisciplina tienen más probabilidades de mantener nuevos hábitos a largo plazo.
Y, según un estudio de 2013, estas personas también son más felices que las demás. El estudio constató que a las personas autodisciplinadas les resultaba más fácil evitar comportamientos poco saludables y no perdían el tiempo cuestionando sus elecciones. Una vez sopesados los pros y los contras, tomaban la decisión de poner en práctica un comportamiento positivo y se confían de él sin dejarse influir por sus emociones o deseos del momento.
¿Cómo desarrollar la autodisciplina? Los 3 pasos esenciales:
1. Conoce tu motivación
La autodisciplina necesita combustible para funcionar, y ese combustible es tu motivación intrínseca. Sin ella, no podrás concentrarte ni ser constante en la consecución de tus objetivos.
En primer lugar, identifica tu "por qué", tu objetivo, tu creencia, la fuerza que te impulsa a superarte.
Empieza por preguntarte qué quieres ser o conseguir, qué hábitos quieres desarrollar o qué comportamiento quieres cambiar.
Cuanto más identifiques tus motivos, más motivado estarás para completar una actividad concreta o practicar un nuevo hábito de forma constante.
Mantener unos niveles de energía saludables y un compromiso firme son esenciales para mantener la autodisciplina.
2. Fijar objetivos claros
Una vez identificadas las razones adecuadas, ahora tienes que fijar objetivos claros y específicos, con plazos e hitos realistas para medir tus progresos.
Empieza con pequeños pasos. Por ejemplo, puedes empezar por levantarte un poco antes cada día para tener más tiempo para concentrarte en tus objetivos del día.
Si te cuesta concentrarte, utilice la técnica Pomodoro: asígnate 25 minutos para terminar una tarea, esto te permitirá avanzar por etapas y sin perder la concentración ni desanimarse.
Piensa en la autodisciplina como un músculo mental que puede desarrollarse y fortalecerse con el tiempo de forma progresiva.
3. Crear rutinas
Las rutinas ayudan a establecer hábitos que refuerzan tu autodisciplina.
Una rutina bien planificada ayuda a establecer hábitos y rutinas que facilitarán la consecución de tus objetivos.
Para ello, planifique sus días con antelación y siga una rutina diaria que le ayude a mantenerse concentrado y motivado.
Empieza por hacer un plan para cada día de la semana anotando todas las tareas importantes y aférrate a él.
Sé realista, haz una lista de 3 prioridades diarias y empieza a trabajar en lo más importante. Estos pequeños logros diarios te darán la motivación para progresar.
Reformula tus objetivos si es necesario, el estrés y la presión mental son enemigos de la autodisciplina. Sé positivo en tus propósitos y en su consecución.
Asume la plena responsabilidad de todos tus actos, tanto de tus fracasos como de tus éxitos. Aprende de tus errores para corregir y hacerlo mejor, una y otra vez.
Platón decía que "la victoria sobre uno mismo es la mayor de las victorias".
Entonces, ¿Qué esperas para convertirte en la persona que más admiras?
