El futuro del trabajo se está transformando a una velocidad increíble. La inteligencia artificial y la automatización están cambiando el modo en que trabajamos, eliminando puestos de trabajo y creando otros nuevos. Las transformaciones tecnológicas son permanentes, y las competencias que antes se consideraban estables se están quedando rápidamente obsoletas. En este mundo cambiante, hay una habilidad que nos ayuda a mantener el rumbo y la calma ante este panorama: la adaptabilidad.
En este tercer artículo de nuestra serie sobre las habilidades del futuro, analizamos por qué la adaptabilidad es tan importante, cómo medirla y cómo desarrollarla para poder afrontar los retos del mañana.
¿Qué es la adaptabilidad?
La adaptabilidad es una competencia que combina la apertura ante nuevos contextos, la innovación, la creatividad, la agilidad de aprendizaje y la capacidad para encontrar respuestas eficaces en situaciones nuevas. Implica la flexibilidad mental para cuestionar los planteamientos convencionales, la capacidad de asimilar rápidamente nueva información y la voluntad de asumir riesgos para hacer las cosas de otra manera.
Los individuos adaptables se distinguen por su facilidad y apertura ante la novedad, convirtiendo los obstáculos en oportunidades y contribuyendo de forma significativa a la innovación. Ser adaptable es una forma de ser proactivo y creativo, con una mentalidad resistente y previsora.
¿Por qué la adaptabilidad es crucial?
Por un lado, hay que adaptarse a las nuevas realidades del trabajo, en las que el empleado tiene que actuar en entornos cada vez más complejos. Los espacios de trabajo ya no están delimitados como antes y las formas de trabajar se han diversificado. Ya es habitual ver lo virtual junto a lo presencial, pero estos dos mundos de trabajo obligan a los empleados a adaptarse constantemente, e incluso a desarrollar nuevas formas de organizarse. Para ello, se implementan de manera periódica herramientas tecnológicas que facilitan el trabajo, sin embargo, los empleados deben ser receptivos a su uso y esforzarse por familiarizarse con ellas.
Por otra parte, es esencial que cada uno se mantenga actualizado en su ámbito profesional. Para eso, la adaptabilidad es también la voluntad de cuestionar los propios conocimientos y estar en un proceso de evolución constante para conocer las novedades del propio sector. Esto significa ser capaz de desaprender viejos métodos y estar abierto a nuevas formas de hacer las cosas. El concepto de "desaprender" se está volviendo tan importante como el propio aprendizaje, porque es sinónimo de agilidad en el aprendizaje y capacidad de renovarse para estar a la vanguardia en el propio campo de acción. Si el mundo laboral evoluciona actualmente a un ritmo asombroso, los que se quedan estancados en sus formas tradicionales de hacer las cosas, corren el riesgo no sólo de verse rápidamente superados, sino también de sentirse desplazados, lo que puede provocar estrés.
¿Cómo puede medirse y desarrollarse?
La adaptabilidad se mide mediante pruebas de inteligencia emocional que evalúan la capacidad de un individuo para ajustar su pensamiento y sus emociones ante nuevas normas y situaciones, así como su capacidad para romper con sus hábitos y salir de la rutina. Como todos los factores de la inteligencia emocional, la adaptabilidad es una aptitud que puede desarrollarse mediante la práctica. He aquí dos consejos a aplicar:
Mantén la mente abierta
Todos tenemos nuestras propias opiniones, perspectivas y formas de ver el mundo. Sin embargo, permanecer apegados a nuestras ideas o negarnos a considerar otros puntos de vista puede resultar restrictivo, tanto en nuestras interacciones con los demás como en nuestra capacidad para adaptarnos al cambio. Para mejorar la adaptabilidad, intenta desarrollar tu curiosidad por lo que existe a tu alrededor. Por ejemplo, en las reuniones, practica escuchando las opiniones de tus compañeros sin emitir juicios inmediatos. Esto puede parecer difícil al principio, pero luego tómate un momento para reflexionar sobre los distintos puntos de vista que has escuchado, para comprender mejor la lógica subyacente y las motivaciones que hay detrás de ello. De este modo, desarrollarás gradualmente tu apertura mental, lo que repercutirá positivamente en la riqueza de tus relaciones y te facilitará la adaptación a las distintas situaciones de la vida.
Cultiva tu mentalidad de crecimiento
Traducida como "mentalidad de crecimiento", growth mindset, como se conoce comúnmente, es una actitud mental basada en la creencia de que las habilidades y la flexibilidad pueden desarrollarse mediante el aprendizaje y el esfuerzo. Esta visión evolutiva te permite desarrollar una actitud proactiva ante el cambio y estar mejor preparado para afrontar los retos. Esta actitud también te ayudará a aplicar un enfoque de aprendizaje permanente, de modo que puedas desarrollar tus conocimientos y renovar tus hábitos profesionales. En la práctica, esto significa desarrollar un enfoque de aprendizaje permanente a través de la formación, la lectura y la asistencia a talleres para adquirir nuevas competencias.
En conclusión, la adaptabilidad es algo más que estar abierto a las nuevas tecnologías, adaptarse a formas híbridas de trabajo o renovar los conocimientos. Es también un estado de ánimo estimulado por el cambio, el deseo de estar a la altura de los retos del mañana y la resiliencia ante un futuro cuyos puntos de referencia se redefinen constantemente.