Desarrolladores informáticos, ingenieros o técnicos de mantenimiento: los perfiles técnicos tienen varios rasgos en común. Por lo general, son entusiastas de la tecnología a los que les apasiona su trabajo, pero cuyas cualidades humanas suelen ser infravaloradas por los reclutadores.
¿Tiene este desarrollador informático buenas habilidades interpersonales? ¿Este ingeniero está predispuesto a desempeñar funciones directivas? Pocos reclutadores se plantean aún este tipo de preguntas cuando contratan un perfil técnico. En general, prestamos especial atención a la evaluación de las competencias técnicas de estos profesionales, pero con demasiada frecuencia olvidamos fijarnos en sus cualidades humanas. Hoy en día, las empresas tienen todo el interés en ampliar su reflexión para anticiparse y contratar a personas susceptibles de progresar hacia puestos de mayor responsabilidad.
Perfiles cambiantes
Desde los años 90, las profesiones técnicas han experimentado grandes cambios. Durante mucho tiempo confinados en sus programas y máquinas, sin interacción con otros departamentos, estos profesionales están ahora cada vez más llamados a trabajar con equipos y en las relaciones con los clientes. Se trata de una tendencia contínua que crece tanto interna como externamente. Una descripción del puesto que se limita a aspectos puramente técnicos se ha convertido en un bien escaso, y las habilidades interpersonales se están volviendo esenciales para estos puestos.
En las empresas de servicios informáticos, por ejemplo, se sigue considerando que la lógica es el factor determinante para este tipo de perfil. Aunque esto sigue siendo importante, no proporciona una imagen completa de la personalidad del candidato. El uso de un test de personalidad e inteligencia emocional nos permitirá evaluar la capacidad del candidato para interactuar, comunicarse y demostrar asertividad ante un cliente externo o interno. Esta última cualidad, la asertividad, es especialmente importante porque un técnico tiene que saber replantear las cosas mostrando al mismo tiempo tacto y diplomacia.
Tareas cada vez más complejas
El desarrollo de las nuevas tecnologías también tiene un doble impacto en las profesiones con una dimensión técnica. Para hacer frente a estos cambios constantes, estos perfiles deben tener una cierta disposición a aprender, de modo que puedan actualizar regularmente sus competencias. Para evaluarlo, la formación y las actividades extraprofesionales mencionadas en el CV pueden ser un buen indicador. Este deseo de aprender y superarse también puede confirmarse mediante una prueba de motivación.
Con esta evolución, los encargos técnicos son también cada vez más complejos. Esto implica plantearse las preguntas adecuadas, ser inventivo, curioso y reflexivo. Una prueba de razonamiento crítico evaluará la capacidad del candidato para dar un paso atrás y analizar situaciones. Como esta evaluación requiere mucha finura, también es interesante estudiar estos elementos durante un ejercicio práctico
Capacidad de gestión
Mucho antes que los conocimientos técnicos, asumir responsabilidades en una empresa requiere un buen dominio de las habilidades sociales. Sin embargo, los perfiles técnicos son a veces personalidades relativamente introvertidas, y pueden tener dificultades para comunicarse. Si quiere convertir a esa persona en un directivo, tendrá que evaluar su capacidad para gestionar un equipo. Una entrevista en profundidad basada en los resultados de un test de personalidad nos permitirá evaluar el potencial del candidato para un puesto directivo.
Como se desprende de estos puntos, la revolución de las competencias interpersonales en la contratación de perfiles técnicos está en marcha. Sometidos a los cambios tecnológicos y de los métodos de trabajo, estos perfiles necesitan ahora demostrar múltiples competencias. Para detectar y evaluar correctamente estos perfiles, se recurre a una combinación de entrevistas, pruebas y ejercicios de role-playing que ponen a prueba las cualidades humanas y creativas de los candidatos. Las empresas que consiguen evaluar e integrar estas competencias en su proceso de contratación se benefician de un equipo técnico más eficaz y de una mayor armonía dentro de la empresa.