El líder transformacional implica diferentes formas de ser, pensar y actuar. Los términos rectitud, disciplina, expertise, diplomacia y coherencia suelen asociarse a los líderes de alto rendimiento.
Casi 10.000 estudios han analizado el liderazgo, pero su definición sigue siendo difícil de alcanzar. Sin embargo, podemos estar de acuerdo en que el liderazgo es algo más que un título, es una habilidad que puede cultivarse.
¿Y si usáramos la neurociencia para crear equipos de alto rendimiento? El modelo de preferencias cerebrales de Ned Herrmann ha demostrado su eficacia en esta área. Se forman equipos complementarios, polivalentes y competitivos mediante el método del “cerebro total”.
Consultar a los empleados es, en efecto, la mejor manera de garantizar la eficacia de su estrategia de recursos humanos... ¡siempre que se formulen las preguntas correctas!
Por lo tanto, para mantener la motivación de sus equipos, resulta fundamental una buena comunicación a todos los niveles que satisfaga las expectativas del mayor número posible de personas.
El compromiso de los empleados representa, al mismo tiempo, un vector de rendimiento para la empresa, y una potente fuente de bienestar y motivación.
Navidad: con sus árboles cargados de adornos, regalos cuidadosamente envueltos, niños ilusionados y la magia que se siente en el aire… Pero, ¿qué sería la Navidad sin el famosísimo Papá Noel?
Saber escuchar a su equipo, rodearse de la gente adecuada, dar muestras de reconocimiento a sus colaboradores, proveer frecuentes feedbacks, es la receta para ganarse su confianza: la famosa serie Game of Thrones nos da una lección de liderazgo que podemos extrapolar (o no) al mundo laboral.
