Un profesional motivado no se limita a hacer bien su trabajo. Se involucra, reflexiona y actúa con criterio. En cambio, cuando la motivación se debilita, suelen aparecer conductas inadecuadas: errores ocultos, incumplimiento de normas, pérdida de compromiso.
El compromiso en el trabajo es uno de los principales retos para las organizaciones. Afecta directamente el rendimiento, la retención del talento y la satisfacción de los equipos. Estar comprometido implica ir más allá de las tareas asignadas, participando activamente en el éxito colectivo.
¿Y si el error ha sido intentar encontrar una única solución mágica para incrementar el compromiso de los colaboradores? Las cifras más recientes nos ofrecen una visión interesante sobre lo que de verdad motiva a los equipos hoy en día.
La evaluación anual, lejos de ser una simple formalidad administrativa, representa una oportunidad estratégica para mejorar el compromiso y mantener una conexión sólida con los equipos, ya trabajen de manera remota o presencial.
Un colaborador comprometido es aquel que se entrega al 100% en su trabajo, va más allá de sus obligaciones, da lo mejor de sí mismo y está dispuesto a hacer esfuerzos adicionales para contribuir al éxito de la empresa.
El estrés en el trabajo es habitual y, en pequeñas dosis, puede ser beneficioso. Tiene el potencial de ayudarnos a mejorar la concentración, la productividad y la motivación.
Este artículo propone una forma de medir el compromiso de los empleados para poder introducir unos cambios en la organización laboral de acuerdo con los nuevos valores reivindicados.
A continuación, enumeramos 3 estrategias eficaces basadas en el compromiso de los empleados para atraerlos, sin lugar a dudas, pero, sobre todo, para conservarlos y asegurar la supervivencia de su organización.
Contemplemos la motivación desde otra perspectiva, haciendo hincapié en la singularidad de cada uno. Prestando especial atención a los intereses personales de sus colaboradores, logrará resultados más consistentes y duraderos.
El compromiso de los empleados representa, al mismo tiempo, un vector de rendimiento para la empresa, y una potente fuente de bienestar y motivación.
El mercado laboral actual está compuesto por tres generaciones principalmente: Generación X (1965/1979), Generación Y (1980/1995) y Generación Z (desde 1995).
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